La trayectoria de la distribución de la renta en Brasil

FOTO: Por brunoafbarreto (https://www.flickr.com/photos/brunoafbarreto/)

Publicado en vermelho.org.br el 12/01/2016 // Versión PDF

Después de caer amplia e ininterrumpidamente entre 1942 y 1963, la desigualdad social en Brasil dio un salto y volvió a crecer rápidamente ya en los primeros años de la dictadura militar, a partir del golpe de 1964. Tal movimiento, desconocido en la historia económica del país, es una de las conclusiones de un estudio que, a partir de datos tributarios, remonta la historia de nueve décadas de desigualdadsocial en Brasil.

La investigación, de autoría de Pedro Herculano Guimarães Ferreira de Souza, bajo orientación de Marcelo Medeiros, ambos del Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (IPEA) y de la Universidad de Brasília (UnB), arroja luz sobre la distribución de la renta en Brasil a partir de 1928, período respecto al cual, hasta entonces, muy poco se sabía sobre el tema.

“Una serie año a año de la desigualdad sólo teníamos después de 1976, con las PNADS. Antes de eso, sólo estudios aislados a partir de 1930, que son prácticamente desconocidos. Una parte enorme de nuestra historia económica pasó de largo el estudio de la desigualdad”, afirma Medeiros. “Hasta hoy la historia se concentró en el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB). Será posible revisar muchas cosas a partir de la investigación de Pedro”, dice.

El estudio Top Income Shares and Inequality: 1928-2012 (A fatia de renda do topo e a desigualdade, en traducción libre) argumenta que, en un país de renta concentrada como Brasil, lo que determina el crecimiento o caída de la desigualdad social a lo largo de los años es el comportamiento de la parte más alta que, en la investigación, es retratada, en la fracción 1% más rica de la población mayor de 20 años de edad. En 2012, por ejemplo, la renta media de ese grupo era estimada en R$ 552,9 mil anuales. “A medida que los 10% más ricos consistentemente detentan entre la mitad y dos tercios de la renta nacional desde 1974, la desigualdad entre los 90% más pobres tiende a tener influencia más débil”, dice el texto.

El retrato trazado en la pesquisa es el de un Brasil muy desigual, desde 1928 hasta los días actuales. La trayectoria de la distribución de la renta en el país parece más estable históricamente de lo que se pensaba hasta entonces. En promedio, a lo largo de las nueve décadas analizadas, cerca de 15% de toda la renta del país estuvo concentrada en las manos de la fracción 1% más rica. La desigualdad es grande hasta dentro de la elite: históricamente, después de 1974, la parcela 0,1% más rica detentó entre 8% y 15% de la renta total. Entre 2006 y 2012, el 1% más rico concentraba más renta, comparativamente, que toda la mitad más pobre de la población.

“La desigualdad habla mucho sobre el bienestar social. Dice, por ejemplo, quién se apropia de la mayor parte del crecimiento del país”, explica Medeiros, dedicado a investigar el tema desde 2001. “Crecimiento económico sin reducción de la desigualdad es menos de lo que se precisa para obtener una sociedad buena”, dice Medeiros. Pese a que pobreza y desigualdad no sean sinónimos, son problemas relacionados. “Con menos desigualdad Brasil podría tener menos pobreza”, afirma.

El trabajo trae revelaciones sorprendentes. Entre 1942 y 1963, en período de fuerte crecimiento económico, hubo la más expresiva y duradera reducción de la desigualdad ya registrada en Brasil. “Es la caída más extensa de la desigualdad brasileña. Y ninguno sabía eso hasta ahora”, dice Medeiros, que enfatiza la importancia académica del trabajo conducido por Souza. “Él consiguió organizar una serie de 1926 hasta 2013. Al montar esa serie usted pude recontar la historia de la desigualdad en Brasil, que es más o menos lo que Thomas Piketty y Emanuel Saez hicieron sobre los EUA y la Francia”.

“Esa caída (de la desigualdad) fue una sorpresa para mí”, dice Souza, que trabaja desde el año pasado en la Universidad de Berkeley, en California, con Saez, compañero de Piketty. “Percibo que puede dividirse en dos fases: primero, los resultados muestran una caída al fin de la 2ª Guerra, en 1945. Después de eso, hay alguna estabilidad hasta mediados de los años 1950, cuando la concentración de la renta vuelve a caer, en una trayectoria más o menos constante hasta el inicio de los años 1960”, explica Souza. (ver gráfico).

caida de la renta en Brasil

Extensa caída de la desigualdad. La investigación muestra que la renta de la porción del 1% más rico cayó en forma continua entre 1942 y 1963.

Las conclusiones de la investigación también avivan un debate que, en la década de 1970, movilizó nombres de la economía nacional. La secuencia de datos elaborada por Souza muestra que la larga caída de la desigualdad observada hasta el inicio de los años 1960 es seguida de un gran salto a partir de 1964, año del golpe. A partir de allí, la faja o porción de la renta del 1% más rico crece mucho en un corto período, revirtiendo la tendencia anterior. En el inicio de los años 1970 ya había alcanzado los mismos niveles de los años 1950. El trabajo indica que los ciclos políticos como los períodos de dictadura y democracia tienen influencia sobre la desigualdad social. “Es razonable concluir que la dictadura realmente promovió mayor desigualdad en sus primeros años.”

Otro avance de la investigación es la constatación de que, a diferencia de lo que ocurrió a partir de la 2ª Guerra Mundial en países como Reino Unido y Francia, la caída de la desigualdad en Brasil no fue causada por un gran shock externo, como la guerra o un desastre natural, fenómenos que tornan a la sociedad más igual en la pobreza. “ ¿Qué descubrió Pedro [Souza]? Una cosa que no es explicada por ninguna de esas teorías, y por eso es importante, porque Brasil tiene una señal importante que dar”, dice Medeiros.

Souza explica que la metodología aplicada en este estudio, que analiza la desigualdad social a partir de datos tributarios, ganó visibilidad mundial en la última década a partir de los trabajos del francés Piketty, sobre los altos rendimientos en Francia en 2001, el proyecto similar para los EUA en 2003, que contribuyeron para una proliferación de ese tipo de estudio en diversos países.

Esos estudios mostraron que las investigaciones de renta o ingreso como el PNAD (pesquisa nacional por muestra de domicilios, que es la principal encuesta de hogares a nivel nacional de Brasil) subestiman la renta de los más ricos. Tal vez porque sea más difícil captar, en un cuestionario, la riqueza en herencias, patrimonio e intereses de capital. Otra explicación posible es que en tales pesquisas de renta no siempre la muestra seleccionada engloba la casa de los más ricos.

Pero ¿por qué no había, hasta ahora, un estudio “a lo Piketty” sobre Brasil? “El motivo principal es que hasta recientemente los datos disponibles sólo cubrían el período hasta el inicio de los años 2000. Como la caída de la desigualdad en las pesquisas domiciliarias fue el gran objeto de interés en los últimos diez años, el deseo de todos era conseguir tabulaciones de la Receita Federal (Ente del Estado brasileño responsable de la administración de los impuestos y servicios aduaneros)) para ese período más reciente, algo que sólo fue posible a partir del año pasado”, dice Souza.

La reunión de los datos involucraba, además de metodología y análisis estadístico, algún esfuerzo manual. Los datos usados en la pesquisa ya eran públicos, pero dispersos en documentos históricos en anaqueles de bibliotecas, como la de la Receita Federal, en Rio, donde Medeiros “se internó” por cuatro días. “Tomé un avión, fui para Rio, entré en la Biblioteca del Ministerio de Hacienda y salí examinando todos los libros y abriendo uno por uno.”

El trabajo usa dos fuentes de datos principales para medir la faja de los más ricos: la primera cubre el período entre 2006 y 2012, a partir de datos de pesquisa publicada el año pasado por Souza y Medeiros. La segunda, más amplia, cubre el período de 1928 a 2012. El cálculo del 1% es hecho a partir de un denominador fijo equivalente a 67% del PIB. “La serie comienza en 1928 y termina en 2012, pero hay datos que faltan. Tenemos estimativas para 66 de los 85 años en este espacio de tiempo, lo que equivale a 78%”, afirma Medeiros.

Aunque hasta ahora buena parte de esos estudios se refiere a países ricos, ya da para observar tendencias. Por ejemplo: los resultados sobre desigualdad para la Argentina son muy parecidos a los de Brasil. En los dos países, se observa un crecimiento de la desigualdad durante la guerra (1939-1945), con un pico de aumento en 1942, y caída en la post-guerra.

“La diferencia es que allá [Argentina] la mayor parte de la caída ocurrió al fin de los años 1940”, compara Souza. En los EUA y en buena parte de Europa Occidental, la desigualdad cayó justamente durante grandes catástrofes, como la 2ª Guerra. Descubrir la razón por la cual la desigualdad aumentó en Brasil y en la Argentina durante ese período aun es objeto de estudio por parte de Souza.

Medeiros destaca que el estudio puede apuntar caminos diferentes de lo que se conocía sobre la desigualdad. “Lo que Pedro [Souza] está indicando es que tal vez no exista una regla general que explique la desigualdad”, dice. “Tal vez países de la periferia tengan un patrón, y países desarrollados tengan otro.”

Para Souza, reducir la flexible desigualdad social brasileña no es una utopía, pero exigirá que el tema ocupe un espacio mayor que el actual en el debate político, ya que se trata de una tarea “inmensa”. Comenzará a partir de reformas englobantes, como la mayor progresividad del Impuesto a la Renta, y políticas públicas que tengan más foco en la redistribución en educación, tributación y transferencias sociales.

“¿Cómo aprobarlas?”, pregunta Souza. “Si realmente deseamos vivir, digamos, en un país con desigualdad en un nivel como el francés o el alemán, vamos tener que inventar un camino inédito”, afirma el investigador. “No hay casos bien estudiados en la literatura de países que hayan conseguido eso a partir de reducciones graduales y prolongadas de la desigualdad en tiempos de paz y estabilidad.”

Medeiros dice que es difícil prever el futuro de la desigualdad, incluso en escenarios de crisis. “Yo no arriesgaría un pálpito. Depende mucho de cómo los ricos van a ser afectados por la crisis y como ellos van ser beneficiados por las medidas de recuperación. Pero una cosa importante que el estudio de largo plazo muestra es que la desigualdad depende de cómo el Estado trata a las elites”.

Fuente: Valor Econômico

Traducción: AmerSur

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