Brasil en la mira del Imperialismo. Impeachment como punto de partida. Panorama internacional. Yugoslavia, Este europeo, Afganistán, Cáucaso y países árabes. BRICS y Brasil. Proyecciones para el futuro.
Por Levi Bucalem Ferrari*
05-04-2016
Anteayer afirmé en facebook lo siguiente “Bye, Bye, Brasil. Considero al impeachment como algo casi inevitable. No es la razón la que decide, sino la correlación de fuerzas. Más recientemente, la prensa y el Ministerio Público Federal comenzaron a lanzar algunas pequeñas piedras a Temer, Cunha, Renan, Aécio y otros. Sólo puedo llegar a una conclusión: EUA y la OTAN y sus mecanismos financieros y estratégicos quieren tornar a Brasil ingobernable. Es la “primavera” brasileña, proceso que comenzó en Yugoslavia, continuó en el este europeo, países árabes y ahora se atasca en Siria, gracias a Rusia y a China. Pero, llegó nuestro turno, el país más vulnerable de los BRICS. Bye, bye Brasil.“
A algunos amigos, les agradará y pedirán que desarrolle más estas ideas, en la forma de un artículo. Es lo que sigue, aunque de forma incompleta.
Nosotros, los brasileños, tenemos la costumbre de observar el propio ombligo olvidando el estado o situación del mundo, así como una visión histórica de largo plazo. Intento leer bastante lo que se publica allá afuera y también acudo a la memoria para tener aquella visión de largo plazo. Recurro también a la lectura de Moniz Bandeira, pensador brasileño que reside en Alemania y que hoy se dedica más a cuestiones internacionales.
Observo que viene de muy lejos, desde el descuartizamiento de la antigua Yugoslavia, o antes, una estrategia de las grandes potencias, EUA al frente, movidos por la tentativa de transformar Estados Nacionales en decenas de pequeños estados inviables. Recuérdese lo que era Yugoslavia y lo que quedó de ella.
A los detalles: los EUA e Inglaterra al frente, secundados por la OTAN y las potencias europeas siempre defendieron la tesis de que a cada etnia, religión, minorias etc. corresponde una nación y, por lo tanto, un Estado. De ahí la generalización de expresiones como “Nación Yanomami, p. ej., con la cual querían justificar una internacionalización de la Amazonia. Si computamos a todos los idiomas indígenas em Brasil, tendríamos cerca de 180 “naciones”. Enfatizo que los intereses no eran los de defender Yanomamis u otros pueblos indígenas, sino retaliar al Brasil y tomar posesión de la Amazonia y sus inmensos recursos naturales y energéticos. Esos pueblos deben tener sus derechos respetados por el Estado y la sociedad brasileños, pero no era eso lo que importaba.
Esta tesis contraría a la Historia. Desde la formación de los Estados Nacionales modernos entre los siglos XV y XVI, los estados europeos se formaron sobre bases supranacionales. Hay ejemplos innumerables, pero me detengo en España, donde Fernando e Isabel, con guerras, promesas, acuerdos y traiciones, consiguieron formar el “Reino de todas las Españas”, cuyo primer titular fue el nieto de ellos, Carlos I, después Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico.
Así fue en toda Europa, siendo que en Alemania e Italia, este processo demoraría más, extendiéndose hasta el final del siglo XIX. El Estado Nacional moderno es, pues, un “constructo” por encima de las minorias étnicas y otras.
Vuelvo al Brasil. Felizmente para nosotros, cuestiones en el Este Europeo; en los países bálticos; caucasianos; en Afganistán; Pakistán; y en los países árabes, hicieron que los EUA, “olvidasen” un poco a América Latina. La estrategia de desmembrar estados continuó por allá. Después de Yugoslavia, vinieron los países del Este Europeo, los países bálticos y los situados en la vasta región entre el sur y sudeste de la ex-URSS, con destaque para los de mayoría musulmana (Azerbaiján, Kazajistán, Chechenia, Afganistán y Armenia).
Así alcanzaban a los países pertenecientes a la Comunidad de Estados Independientes (CEI) que substituyó, por corto período, a la extinta Unión Soviética. Las potencias occidentales, aprovechando la desorganización y debilitamiento de Rusia, fueron controlando y llevando para su área de influencia, a algunos países que componían la CEI. Y fueron más allá, intentando comer por los bordes a la propia Federación Rusa, como fue – y aún es – el caso de Ucrania. La época se preguntaba perplejamente hasta cuando la Rusia, ex- potencia mundial, gigantesca, iría a soportar el acelerado avance de occidente (entiéndase EUA y la OTAN) en sus contornos y márgenes.
Afganistán fue el punto nodal en esta fase del processo. Llamado ironicamente por los EUA, el “Vietnam de la URSS” tuvo su guerra de liberación – con la necesaria propaganda interna y externa – financiada por las potencias occidentales y por las ricas monarquías medievales de la Península Arábiga.
La propaganda interna, porque se trataba de convencer a los sectores más radicales del Islamismo a no permitir la presencia de ateos comunistas en su “suelo sagrado”. La externa, porque el mundo debería saber que el yugo soviético era nocivo y que la democracia sólo sería alcanzada con la tutela de occidente. Luego, al apoderarse del poder, los Talibanes impusieron leyes y costumbres abusivas a los derechos humanos y externamente se volvieron contra el occidente, su nuevo “Satán”. A tal extremo que ayudaron al movimiento Al Qaida a derrumbar las torres gemelas en Nueva York.
Por fin, EUA y los aliados se volvieron para el Oriente Medio y el norte de África. Movimientos “democráticos”, financiados secretamente por las potencias occidentales y por las monarquías de la Península Arábiga, consiguieron derrumbar a los “dictadores” laicos, substituyéndolos por fundamentalistas islámicos. Después de una intensa propaganda (nuevamente interna y externa) y de guerras genocidas en algunos casos, se instalaron gobiernos ultra-radicales y/o desgobiernos en Irak, Egipto, Túnez y Libia. Recientemente leí um informe de la observadora de Amnistía Internacional en Libia, en el cual manifestaba que la violación a los derechos humanos aumentó violentamente después de la caída de Kadafi, y que ella no tenía siquiera a quién formular la denuncia. Con excepción de un radio de pocos quilômetros, más allá de la capital, cada región -cerca de sesenta- pertenecía a jefes tribales. Y todos rivales entre si.
Tales esquemas institucionales están distantes de constituirse en gobiernos nacionales, puesto que no son reconocidos o respetados en su propio territorio. Al contrario, contituyen la misma situación conceptuada por Hobbes para su época como bellum omnibus contra omnes, la guerra de todos contra todos. Por outro lado, esto también nos permite suponer que, al modo de Afganistán, algunos de ellos podrán, en el futuro, volverse contra los propios “libertadores”.
En esta actual fase del proceso, el punto nodal es Siria, donde la acción de subyugación y/o desmembramiento de Estados nacionales fue estancada por el enérgico apoyo ruso y, más discretamente, por China. Digamos que hay un impasse o empate técnico entre potencias que están a favor y en contra de Assad. Lo que la prensa no nos dice es que el “dictador” sirio respeta (y tiene el apoyo) de las minorias étnicas y religiosas, en tanto que sus opositores más próximos, las monarquias de la Península Arábiga, matan cruelmente cualquier forma de oposición, practican el asesinato por razones de creencia, prohiben a las mujeres salir a las calles sin autorización del marido, etc.
Y Brasil, que tiene que ver con eso? De un lado, hubo un debilitamiento del Mercosur y de la Unasur. Además de algunos tratados comerciales con Cuba y algunos países africanos, estratégicamente irrelevantes, el Brasil se volcó para los BRICS. De otro, temiendo el riesgo de “victorias a lo Pirro”, en los países anteriormente citados, EUA y aliados se volcaron para su propio patio trasero. En el auge de la antigua Guerra Fría, el lema era no permitir una nueva Cuba. Ahora se trata de desestabilizar gobiernos que han demostrado alguna hostilidad para con los intereses estratégicos de los EUA, como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay y Brasil. La Argentina ya fue y Chile no llegó a estar en camino.
Además de la “desobediencia” ya demostrada en los casos de ALCA, UNASUR, compras de aviones, submarinos, etc., el Brasil es la cabeza de los demás. Como ya dijo Lyndon Johnson, para donde vaya Brasil, irá el resto de la América del Sur. Puesto eso, la tarea es la de derrumbar a Dilma y colocar a algún gobernante más dócil a los propósitos estadounidenses. Mientras tanto, basta atraer, entrenar (a veces pagar) miembros del Ministerio Público Federal, de la Policía Federal y del Poder Judicial, así como, financiar algunas ONG´s para dar legitimidad al proceso.
Al lado de eso, tenemos una burguesía tan débil que no sabe lo que quiere y por lo que luchar; y una clase media, tan prejuiciosa que no acepta la idea de que su empleada doméstica tenga automóvil.
Por fin, los BRICS se constituyen en el mayor enemigo estratégico y de largo plazo de los EUA. Considérese la expansión del PIB chino y sus mercados; la reconstrucción de Rusia; y los ejemplos recientes de enfrentamentos en Siria y Ucrania. El propósito pasa a ser lograr el desmoronamento de los BRICS por el miembro más vulnerable y más próximo geograficamente: Brasil.
“Y deja a los imbéciles disputar entre sí. Cuanto más peleen, mejor para nosotros. Hay que esperar al gobierno que viene, ¿Tendrá alguna legitimidad, garantizará alguna estabilidad? Problema de ellos, que se dañen”. Así piensan, ciertamente, los estrategas anglo-americanos.
Alea jacta est
*UBE União Brasileira de Escritores
Diretor de Relações Internacionais
Traducción: AmerSur