Brzezinski presenta un plan para reducir y minimizar los conflictos futuros, evitando una conflagración nuclear y preservando el orden global
Por Mike Whitney*
Publicado por Carta Maior 05-09-2016
El principal arquitecto del plan de Washington para dominar el mundo ha abandonado el esquema y ha pedido la creación de vínculos con Rusia y China. El artículo de Zbigniew Brzezinski en el periódico The American Interest, cuyo título es “Rumbo al realineamiento global” fue ignorado por los medios de comunicación, lo que muestra que una de las cabezas que deciden sobre la geopolítica global ya no cree que Washington prevalecerá en su intención de imponer su hegemonía en todo el Oriente Medio y en Asia. Brzezinski, el principal defensor de esta idea, que elaboró el esbozo de la expansión imperial de los Estados Unidos, en su libro de 1997 (“El gran tablero mundial: la primacía americana y sus imperativos geoestratégicos”), modificó su discurso e hizo un llamamiento dramático, en favor de una revisión de la estrategia.
Aquí está un extracto del artículo:
“A medida que termina su era de dominación global, los Estados Unidos tienen que tomar la iniciativa para reajustar la arquitectura del poder global”
“Cinco hechos básicos relativos a la redistribución del poder político emergente global y al despertar político violento en el Oriente Medio están mostrando el inicio de un nuevo reajuste global. El primero de estos hechos es que los Estados Unidos continúan siendo la potencia mundial política, económica y militarmente más poderosa. No obstante, teniendo en cuenta las mudanzas geopolíticas complejas en los equilibrios regionales, el país ya no es más el poder imperial global”.
Repetimos el fragmento más sorprendente: “ya no más el poder imperial global”. Basta comparar esta afirmación con un comunicado hecho por el mismo Brzezinski años atrás, en su famoso libro, cuando afirmó que los Estados Unidos son “la potencia más importante del mundo”.
“La última década del Siglo XX fue testigo de una transformación tectónica en los asuntos mundiales. Por primera vez en la historia, una potencia no-euroasiática emergió no sólo como árbitro crucial de las relaciones de poder en la Eurasia, sino también como la potencia más importante del mundo. La derrota y el colapso de la Unión Soviética fue el último paso en la rápida ascensión de una potencia del hemisferio occidental, los Estados Unidos, como la primera potencia verdaderamente global”, dice Brzezinski, en su libro, “El gran tablero mundial”.
Más del artículo de American Interest:
“El hecho es que nunca hubo un verdadero poder global “dominante” hasta la aparición de los Estados Unidos en la escena mundial (…) la nueva realidad global decisiva fue la consolidación de los Estados Unidos como la potencia más rica, siendo al mismo tiempo el país militarmente más fuerte. Durante la última parte del Siglo XX, ninguna otra potencia podía compararse a los EUA. Esa época está llegando a su fin”.
Pero, ¿por qué “esa época está llegando a su fin”? ¿Qué cambió desde 1997, cuando Brzezinski se refirió a los Estados Unidos como “la potencia más importante del mundo”?
Brzezinski señala el surgimiento de Rusia y China, la debilidad de Europa y el “despertar político violento de los musulmanes pos-coloniales”, como las causas inmediatas de esta repentina mudanza. Sus comentarios sobre el Islam, son especialmente instructivos, porque ofrecen una explicación racional sobre el terrorismo, en vez de la típica falacia del gobierno sobre el “odio contra nuestras libertades”. Racionalmente, Brzezinski percibe el detonante del terror como la “erupción de la reacción a las humillaciones históricas” (la consecuencia de un “sentimiento profundo de injusticia”), no como la violencia sin sentido de los psicópatas fanáticos.
Naturalmente, en un breve artículo de 1.500 palabras, Brzezniski no puede cubrir todos los desafíos (o amenazas) que los Estados Unidos podrían enfrentar en el futuro. Pero es evidente que él considera más importante, en este momento, fortalecer los vínculos económicos, políticos y militares entre Rusia, China, Irán, Turquía y los demás países de Asia Central. Esta es su principal preocupación, entre otras. Inclusive, ya anticipaba este problema en 1997, en el libro “El gran tablero mundial”, donde decía:
“De ahora en adelante, los Estados Unidos pueden tener que decidir sobre cómo hacer frente a las coaliciones regionales que tratan de expulsar a los Estados Unidos de Eurasia, colocando así en riesgo el status de los norteamericanos como potencia mundial”. (p.55).
“(…) Para utilizar una terminología que se remonta a la época más brutal de los imperios antiguos, los tres grandes imperativos de la geoestrategia imperial son evitar enfrentamientos y mantener la dependencia de la seguridad de los vasallos, para mantener los poderes tributarios sumisos y protegidos, y para mantener a los bárbaros divididos”. (p.40)
“Evitar enfrentamientos… entre los vasallos”. Eso lo dice todo, ¿no es así?
La política exterior imprudente de la administración Obama, en particular la caída de los gobiernos de Libia y de Ucrania, aceleró enormemente la velocidad con la que se formaron estas coaliciones antiestadounidenses. En otras palabras, los enemigos surgieron como una respuesta a la conducta de Washington. Obama sólo puede culparse a sí mismo.
El presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, respondió a la creciente amenaza de inestabilidad regional y al avance de las fuerzas de la OTAN contra las fronteras de Rusia mediante el fortalecimiento de las alianzas con los países del perímetro de Rusia y en todo el Oriente Medio. Al mismo tiempo, Putin y sus colegas de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y África del Sur) establecieron un sistema bancario alternativo (Banco de los BRICS y AIIB), que, con el tiempo, podría colocar en jaque al sistema dominado por el dólar, que es la fuente de poder global. Esta es la razón por la cual Brzezinski dio un giro de 180 grados en su discurso, y abandonó el plan para la hegemonía de los Estados Unidos – porque está preocupado con los peligros de un sistema que no se base más en el dólar, un sistema que pueda surgir entre los países en desarrollo, que no están alineados, y que substituya al oligopolio de los Bancos Centrales occidentales. Si eso acontece, los Estados Unidos perderían su dominio absoluto sobre la economía mundial y el sistema de extorsión por el cual los billetes de dólares se intercambian por bienes y servicios valiosos llegaría a su fin.
Desgraciadamente el enfoque más cauteloso de Brzezinski probablemente no será seguido por la candidata presidencial favorita Hillary Clinton, que es una firme defensora de la expansión imperial a través de las armas. Fue Clinton quién introdujo por primera vez el concepto de “país- pivot” en el léxico estratégico, en discursos que usó desde 2010. En el artículo “El Siglo del Pacífico de los Estados Unidos”, escrito para la revista Foreign Policy Magazine, ella decía:
“En la medida en que se inicia la retirada de Irak y de Afganistán, los Estados Unidos se encuentran en un punto de inflexión. Durante los últimos diez años, destinamos inmensos recursos para esos dos escenarios. En los próximos diez años, tenemos que ser inteligentes y sistemáticos sobre dónde invertir tiempo y energía, donde debemos situarnos para mantener nuestro liderazgo de una mejor forma, asegurando nuestros intereses y promoviendo nuestros valores. Uno de los objetivos más importantes de la “gobernabilidad” estadounidense durante la próxima década será, por lo tanto, asegurar un aumento sustancial de la inversión diplomática, económica, estratégica y de otro tipo – especialmente en la región de Asia-Pacífico.
Aprovechar el crecimiento y dinamismo de Asia es fundamental para los intereses económicos y estratégicos de los Estados Unidos, ello es una prioridad para el presidente Obama. Los mercados abiertos de Asia proporcionan a los Estados Unidos oportunidades sin precedentes para la inversión, el comercio y el acceso a la tecnología de vanguardia (…) las empresas norteamericanas (necesitan) aprovechar la gran y creciente base de consumidores de Asia.
La región genera más de la mitad de la producción mundial y casi la mitad del comercio mundial. Si nuestro esfuerzo está en cumplir con el objetivo del presidente Obama de duplicar las exportaciones, tenemos que buscar oportunidades para hacer más negocios en Asia (…) y nuestras oportunidades de inversiones en los dinámicos mercados asiáticos”. (fragmento del artículo “El Siglo del Pacífico de los Estados Unidos”, escrito por la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton, para la revista Foreign Policy Magazine, en 2011)
Se debe comparar el discurso de Clinton con los comentarios de Brzezinski de hace 14 años:
“Para los Estados Unidos, el gran premio geopolítico es la Eurasia (p.30) (…) La Eurasia es el mayor continente del mundo y es geopolíticamente axial. Un poder que domine a la Eurasia controlaría dos de las tres regiones más avanzadas y económicamente más productivas del mundo (…) Cerca del 75% de la población mundial vive en la Eurasia, y la mayor parte de la riqueza física del mundo está también allá, tanto en sus empresas como en su suelo. La Eurasia representa el 60% del producto bruto mundial y cerca de tres cuartos de los recursos energéticos conocidos en el mundo (P.31)”.
Los objetivos estratégicos son idénticos, la única diferencia es que Brzezinski hace una corrección del curso basado en las circunstancias variables y en la creciente resistencia a las amenazas, a la dominación y a las sanciones de los Estados Unidos. Aunque no llegamos al punto de inflexión de la primacía estadounidense, pero ese día se aproxima rápidamente, y Brzezinski sabe eso.
Por el contrario, Clinton está totalmente comprometida con la ampliación de la hegemonía de los Estados Unidos en Asia. No entiende los riesgos que eso implica para los Estados Unidos y el mundo. Va a persistir en las intervenciones hasta que el gigantesco mecanismo militar norteamericano se detenga, a juzgar por su retórica hiperbólica, probablemente eso ocurra en algún momento durante su primer mandato.
Brzezinski presenta un plan racional más interesado en reducir y minimizar los conflictos futuros, evitar una conflagración nuclear y preservar el orden global – también conocido como “el sistema del dólar”. La sanguinaria Hillary seguirá su consejo?. De ninguna manera.
* Mike Whitney es analista político y periodista, publica sus artículos en Counterpunch
Traducción del portugués: AmerSur