En entrevista exclusiva a Carta Maior, Moniz Bandeira habla sobre la geopolítica internacional y sus influencias en la política interna brasileña.
Por Léa Maria Aarão Reis*
Publicado en Carta Maior 20-10-2016
Hace cerca de dos semanas llegó a las librerías el nuevo libro del profesor Luiz Alberto Moniz Bandeira, A Desordem Mundial (Ed. Civilização Brasileira/ 642 páginas), historiador y cientista social y – según el Embajador Samuel Pinheiro Guimarães- “el más importante especialista brasileño y latinoamericano en política internacional.” Este trabajo cierra su trilogía constituida por la Formación del Imperio Americano y La Segunda Guerra Fría, frutos de la exhaustiva pesquisa y formidable e incontestable documentación donde el profesor jubilado de la Universidad de Brasilia y universidades de Alemania, Suecia, Portugal y Argentina profundiza el “hilo conductor que atraviesa su obra de punta a punta: el antiimperialismo occidental y, en particular, norteamericano,” como a ella se refiere el investigador Michael Löwy en la presentación del trabajo.
En El Desorden Mundial, libro de referencia donde es narrada la saga dramática de la geopolítica actual – y de la humanidad -, es profundizada la descripción de los métodos de la exportación de la falsa democracia por los Estados Unidos (democracia militar gobernada por el poder alineado en Wall Street, como registra el historiador); o su objetivo de total dominación en un mundo unipolar con las guerras por procuración (las proxy wars); o el resurgimiento notable de Rusia como potencia militar y diplomática, y los procesos de desestabilización de los gobiernos más vulnerables o de los que contrarían frontalmente los intereses económicos norteamericanos: regime change, como es analizado, en Ucrania y en Siria.
Algunas observaciones de Moniz Bandeira tales como “la corrupción es inherente a la república presidencialista, inspirada en el modelo norteamericano” o “quién habla de teoría de la conspiración es ignorante” están en la entrevista que concedió a Carta Maior por email, desde el escritorio de su residencia, en Heidelberg, en Alemania, donde vive hace 20 años con su esposa, Margot, y su hijo, Egas.
En la entrevista, el profesor Moniz Bandeira hace observaciones también sobre el golpe en el Brasil, programado desde fuera del país, pero agrega: ”El golpe aún se está consumando.”
Carta Maior – ¿En cuánto tiempo escribió El desorden mundial que cierra una trilogía con La Formación del Imperio Americano y La Segunda Guerra Fría?
Hace muchas décadas, desde mis 20 años, acompaño el estudio de los Estados Unidos, su formación, política internacional y relaciones con el Brasil y demás países de la América Latina, tales como los de la Cuenca del Plata, Chile, Cuba, etc. La Formación del Imperio Americano, esencialmente conforma una trilogía con La Segunda Guerra Fría y El Desorden Mundial. La Segunda Guerra Fría lo comencé a escribir en el 2008, cuando los embajadores Jerônimo Moscardo, presidente de la Fundação Alexandre de Gusmão, y Carlos Henrique Cardim, director del Instituto de Pesquisa de Relações Internacionais (IPRI) del Itamaraty me convidaron para escribir un ensayo sobre la geopolítica y la dimensión estratégica de los Estados Unidos a fin de presentarlo en la III Conferência Nacional de Política Externa e Política Internacional, en Rio de Janeiro el 29 de septiembre de 2008. Después de 2010, con la evolución de los acontecimientos internacionales, económicos y políticos, conversé con mi querido editor, Sérgio Machado, propietario de Record/Civilização, y con el embajador Samuel Pinheiro Guimarães, mi particular amigo, y ambos me estimularon a desarrollar el ensayo y transformarlo en una obra con el título La Segunda Guerra Fría. La historia es movimiento, es un continuo devenir, a cada instante, como las nubes en el cielo, ella toma formato diverso y a partir de ahí me vi en la contingencia de escribir otro libro, El Desorden Mundial, lanzado ahora.
CM – Entre los 24 capítulos de El Desorden Mundial, diez de ellos están dedicados al golpe en Ucrania. ¿Habrá sido este el primer gran evento geopolítico reciente a ser identificado, desde el punto de vista histórico, como marco de una ruptura que señala un peligroso mundo del futuro?
Ucrania y Siria son dos teatros de guerra en que los Estados Unidos están atascados y, virtualmente, derrotados. A pesar de la agudización de las tensiones, un escenario que muchos analistas consideran tal vez más grave que la crisis de los misiles instalada en Cuba en 1962, no creo que aquellas se intensifiquen al punto de llevar a los Estados Unidos y a Rusia a una confrontación armada directa. No creo que los halcones de Washington se arriesguen a tanto. Sería la destrucción mutua de ambas potencias. La guerra fría, mientras tanto, debe proseguir de una forma o de otra porque constituye una necesidad económica de los Estados Unidos. Los lucros y las comisiones que la industria bélica y su cadena productiva proporcionan, los empleos y la recaudación de varios Estados del sun belt (California y otros) dependen, bien como los presupuestos del Pentágono, de la CIA y demás órganos de seguridad, todos necesitan de la creación de amenazas tales como Rusia, etc.
CM – Aunque imperialistas por un lado, y colonizados, por otro, digan lo “contrario”‘ de la realidad que usted presenta, la “teoría de la conspiración”, comienza el acceso masivo a hechos reales – como el célebre ”Fuck Unión Europea’‘ de la embajadora norteamericana Victoria Nuland, que se filtró, dos años atrás, al inicio del golpe en Ucrania, cuando ella hablaba por teléfono. ¿Considera que Snowden y Assange, Greenwald, Jeremy Scahill y otros periodistas independientes como Robert Fisk están abriendo camino para contraponer los hechos a la propaganda de las agencias?
Como historiador y cientista político, a fin de reconstituir los acontecimientos, siempre traté de escuchar a todos, cruzar y confrontar todas las informaciones de modo de confirmar y ajustar los hechos a lo que fue y es admisible, y así acrecentar y/o corregir algunas informaciones y, otras, profundizándolas. Efectivamente tenemos que conocer la historia en todas las múltiples dimensiones en las cuales ella se desenvuelve y evoluciona, y aprender de sus enseñanzas. Hablar simplemente de ‘’teoría de la conspiración’’ es una manifestación de desconocimiento e ignorancia. Nada ocurre, ni un accidente de automóvil, sin causas; sea por falla mecánica, descuido del conductor u otras. Así es la historia. ¿Quién puede decir, delante de tantos documentos revelados sobre la Operación Brother Sam, que el golpe contra el gobierno del presidente João Goulart no fue articulado a partir de los Estados Unidos (CIA, etc.), aunque una parte del ejército brasileño lo ejecutase? Lincoln Gordon, embajador de los Estados Unidos en el Brasil, en 1964, cuando me dio una entrevista en Washington, algunos años después, me dijo, con el mayor cinismo, que “ningún norteamericano participó en el golpe contra Goulart”. Le respondí, prontamente: “Claro, no estaban al frente. Como usted, los norteamericanos estaban por detrás, manejando los hilos”. La directriz de los Estados Unidos siempre fue producir acontecimientos de tal modo que pudiesen negar su responsabilidad: “negación aceptable”.
CM – ¿Con la amenaza cada vez más agresiva de los EUA de romper la alianza con Rusia en la guerra de Siria, habrá ciertamente el peligro de una guerra ”total” en el Oriente, como advirtió el portavoz del Ministerio de las Relaciones Exteriores rusa hace poco? ¿O se trata de una bravata más, en este complejo juego de ajedrez?
Como ya dije, no creo (aunque todo sea posible) que las dos grandes potencias – Rusia y Estados Unidos – lleguen a una confrontación armada directa. Los Estados Unidos están empantanados en Ucrania y en Siria. Pero no me parece viable que el presidente Obama, los halcones del Pentágono y de la CIA, Hillary Clinton et caterva, se arriesguen a una guerra nuclear para dominar a esos dos países y mantener la hegemonía de los Estados Unidos. Saben perfectamente que, al fin del conflicto, nada dominarán. Rusia, aunque sea devastada, tiene igualmente condiciones de transformar a los Estados Unidos en polvo de uranio.
CM – En su visión, ¿caminamos en dirección a un mundo aún más inseguro y caótico?
No soy pesimista en ese punto. La evolución reciente de los acontecimientos internacionales indica que los Estados Unidos, pese a que aún puedan prevalecer durante varias décadas, durante el siglo XXI, no conseguirán mantener un mundo unipolar. Rusia intervino en la guerra de Osetia contra Georgia, en el 2008, y Washington nada pudo hacer salvo protestas y amenazas que no podían ni pudieron concretar. Rusia, al intervenir en Siria e impedir el derrocamiento del régimen de Bashar al-Assad, mudó el curso de la guerra y una vez más se impuso como actor global, mostrando que los Estados Unidos no pueden imponer unilateralmente su voluntad, sus caprichos. China, por otro lado, fundó el Banco Asiático de Inversiones e Infraestructura y otras entidades financieras, compitiendo con el Banco Mundial, con el FMI y el predominio del dólar como principal moneda de reserva mundial. Los intereses económicos y geopolíticos de Rusia y de China confluyen, convergen y obstaculizan a la hegemonía de los Estados Unidos, creando las condiciones para un mundo multipolar. Como escribió el gran poeta francés Louis Aragon “Qui vivra verra”.
CM – ¿El Brasil, por su posición estratégica, reservas de petróleo y dimensión continental, es un key country como Turquía?
No se puede afirmar que la tentativa de golpe contra el gobierno de Turquía fue organizada por el gobierno del presidente Obama. Había condiciones internas para un levantamiento militar, debido a las graves contradicciones políticas y religiosas. Gran parte de la población da Turquía, inclusive las Fuerzas Armadas, no acepta una especie de califato, un régimen islámico, conforme se supone -y se acusa- el presidente Recep Tayyip Erdogan pretende restaurar. De cualquier forma, la historia dio una vuelta. Turquía, miembro de la OTAN, se inclinó por una alianza con Rusia, con la cual había entrado en grave conflicto, al derribar, dentro de la frontera de Siria, el avión-bombardero Suchoi Su-24. Pero el Brasil no es un país clave, un pivot country, por causa del petróleo pré-sal. El Brasil, después de los Estados Unidos, es la mayor masa demográfica; la mayor masa geográfica con frontera con todos los países de la América del Sul, excepto Chile y Ecuador; y la mayor masa económica del hemisferio. No sin razón el presidente Richard Nixon declaró, durante la visita del general Emílio Garrastazu Médici a Washington, que “para donde vaya el Brasil irá toda la América Latina”. El gran jurista brasileño Rui Barbosa, al defender el principio de igualdad entre los Estados, en la Asamblea de La Haya, en 1907, combatió firmemente el proyecto de los Estados Unidos para crear una Corte Permanente de Arbitraje, que privilegiaba a las grandes potencias en detrimento de los países más débiles. Al defender la igualdad de los Estados soberanos, proclamó que “la souveraineté est la grande muraille de la patrie’’. Lo cité en el discurso que pronuncié, al recibir en el 2009, el título de Dr. h.c. de la Universidad Federal de Bahía (UFBA), en Salvador. Conforme el propio Rui Barbosa, observó, reproduciendo a Eduardo Prado, no se toma en serio a la ley de las naciones, excepto entre las potencias cuyas fuerzas se equilibran. Esta lección debe pautar la estrategia de seguridad y defensa del Brasil, sobre todo cuando los Estados Unidos ampliaban e instalaban otras bases militares en Colombia, penetrando la Amazonia, y la IV Flota navegaba en el Atlántico Sur, cercana a los enormes yacimientos de petróleo descubiertos en las camadas pré-sal, en aguas profundas, entre la costa de los estados de Espírito Santo y Santa Catarina. Tales descubrimientos, a lo largo de la costa, insertarán al Brasil en el mapa geopolítico del petróleo, yo dije en esa época, que las amenazas existían, a pesar de que pudiesen parecer remotas. Advertí que el peligro representado por una gran potencia, tecnológicamente superior, pero con enormes carencias, sobre todo de energía, puede ser mucho mayor cuando ella está perdiendo la preeminencia, y quiere mantenerla, que cuando expande su imperio.
CM – ¿Cuáles son las medidas o decisiones que el Brasil debería haber adoptado?
El Brasil debía estar preparado para enfrentar, por mar y por tierra, a los inmensos desafíos que se configuran, en el siglo XXI, la “era de los gigantes”, como el embajador Samuel Pinheiro Guimarães la denominó, en la cual los grandes espacios económicos y geopolíticos serán los principales actores de la política internacional. Si vis pacem, para bellum. O sea: Si quieres la paz, prepárate para la guerra.
CM – En el libro, usted señala que la media corporativa “no siempre es confiable”. ¿Cuándo ella es confiable?
Los diarios, las radios y televisiones son confiables cuando informan hechos que podemos comprobar y no informaciones plantadas por agentes de los servicios de inteligencia. De ahí que sea necesario – como hago – verificar todas las fuentes, cruzarlas y analizar su razonabilidad. Cuando joven, trabajé en la prensa; y como cientista político fui profesor de comunicación política en la Pontificia Universidad Católica de Rio de Janeiro (PUC/RJ). Conozco relativamente bien – dado que estudio el tema hace muchas décadas – como ocurre el proceso de infiltración de los diarios y agencias de noticias por la CIA y otros servicios de inteligencia, y promueven las psy-ops (operaciones psicológicas), la guerra de la desinformación y contra-información, ahora también desarrollada a través de los medios sociales.
CM – Su observación: la “democracia impuesta por la fuerza nunca sería democracia, sino una “falsa democracia”, refiriéndose a la supuesta democracia norteamericana, teniendo en cuenta el dominio del capital financiero y de las grandes corporaciones industriales. Hoy, en el Brasil, tenemos una falsa democracia con el mismo objetivo ¿Se trata del nuevo modelo exportado por los EUA?
Si, ese es el modelo de democracia que los Estados Unidos tratan de exportar, juntamente con el libre mercado, libertad cambiaria y comercio multilateral, condiciones necesarias para el predominio del gran capital financiero, más y más internacionalizado. Pero los Estados Unidos son un país muy contradictorio, debido a sus orígenes revolucionarios. Según las palabras de Karl Marx, “die größerenKapitaleschlagendaher die kleineren” (los grandes capitales aplastan a los pequeños), una vez que la competencia se agudiza en relación directa con el número y en relación inversa a la grandeza de los capitales, que rivaliza y termina siempre con la derrota de los pequeños capitalistas cuyas empresas se arruinan, quiebran o pasan a las manos de los vencedores, generando el monopolio. Es el bellum omnium contra omnes, de Thomas Hobbes – la ley de la selva, el darwinismo económico, social y político. El mercado, en el cual los capitalistas realizan la conversión monetaria del excedente económico, siempre fue el campo de batalla donde solamente los más aptos, los más fuertes, pueden sobrevivir.
CM- A partir del golpe parlamentario/jurídico/mediático en el Brasil, nosotros vivimos el proceso de pasar de un régimen democrático para otro, oligárquico y bajo la ‘’dictadura del capital financiero’’, según el profesor Bresser Pereira. ¿Qué opina usted al respecto?
En cada país el processo de mutazione dello stato es diferente. El golpe, desatado vía Congreso-judicial-medios de comunicación, aún no se completó. La situación aún es muy inestable y voluble. Además de los factores internos, la situación depende de cómo va a evolucionar la política internacional con el resultado de la elección en los Estados Unidos. De un modo o de otro, la corrupción es inherente a la república presidencialista, inspirada en el modelo norteamericano; el gobierno instituido con el derrocamiento de la presidente Dilma Rousseff está esencialmente putrefacto, y la perspectiva económica, en el caso que sean implementadas las medidas neoliberales que pretende implantar, es de profunda recesión. Los capitales extranjeros jamás arribarían a un país donde no pueden obtener lucros.
CM – En el pasado, siempre se intentaron aplicar medidas ultra recesivas aquí en el Brasil.
El mariscal Humberto Castello Branco, al asumir el gobierno después del golpe de 1964, pretendió también emprender iniciativas neoliberales, anhelando inclusive la privatización de las empresas del Estado, pero tuvo que retroceder y realizar masivas inversiones públicas a fin de recuperar a la economía de la recesión en la que lanzara al Brasil. De ahí la ascensión al gobierno del general Artur da Costa e Silva con una política de desarrollo industrial. La predominancia de los intereses del capital financiero, de un modo o de otro, nunca dejaron de existir, en el Brasil.
CM – ¿Pero en décadas recientes esta situación tendió a cambiar?
Bajo el presidente Lula, el Brasil dio una inflexión en su política exterior, en el sentido de un mayor estrechamiento de las relaciones con la China y con Rusia y la conquista de los mercados de América del Sur y África. Además, reactivó a la industria bélica con la construcción del submarino atómico y otros convencionales, en conexión con Francia; la compra de los helicópteros de Rusia y de los aviones a reacción (jets) a Suecia, países que aceptaron transferir la tecnología, que los Estados Unidos no hace. Esos y otros factores, como la explotación del petróleo pré-sal, bajo el control de la Petrobrás, dentro de un contexto en el que los Estados Unidos declararon otra guerra fría contra Rusia, concurren para que los intereses extranjeros -aliados a un expresivo sector del empresariado brasileño- promoviesen, taimadamente, un golpe, conjugando a los grandes medios de comunicación, al poder judicial y el Congreso, al estilo de las “revoluciones coloridas”.
CM – ¿Siguiendo la receta del manual de autoría del norteamericano Gene Sharp?
Sí; conforme lo recomendado por el profesor Gene Sharp. Para el, la lucha no violenta es más compleja y entrelazada por varios medios, como la guerra psicológica, social, económica y política, aplicados por la población y por las instituciones de la sociedad. Ese proceso ocurrió, de una forma o de otra, en los países de la antigua Unión Soviética, como Ucrania. En los países de Oriente Medio, no tuvo mayor éxito, dado que la llamada “primavera árabe” resultó en guerras, terror, caos y catástrofes humanitarias. Ese, es el panorama internacional que traté de explicar en La Segunda Guerra Fría, publicado también en alemán (Der ZweiteWeltKrieg) por la editorial Springer y, brevemente, en inglés, así como en El Desorden Mundial.
CM- ¿El respaldo del gobierno norteamericano y de las ONGs conexas – de Soros, por ejemplo -, proporcionados al Instituto Millenium, al grupo MBL (Materiais Básicos Ltda.) etc. en el golpe del Brasil?
Sí, el ataque al Brasil no vino de afuera. Partió de dentro de su propio vientre. Se repitió lo que el gran presidente Getúlio Vargas denunció en 1954: “La campaña subterránea de los grupos internacionales se alió a la de los grupos nacionales sublevados contra el régimen de garantía del trabajo”. De ahí que el golpe que derribó a la presidente Dilma Rousseff, la campaña comenzó con las demostraciones de protesta, en el 2013, en la modalidad diseñada por el profesor Gene Sharp, en su manual De la Dictadura a la Democracia traducido a 24 idiomas y distribuido por la CIA y por las ONGs financiadas ocultamente por las fundaciones de George Soros, USAID y National Endowment for Democracy, de los Estados Unidos.
CM -“La mudanza de poder en el Brasil no podía ser realizada sin una intervención externa”, dijo hace poco, el senador Konstantin Kosachev, presidente del Consejo Internacional de la Federación Rusa. Para él, una de las causas del regime change en el Brasil fue la política soberana e independiente que el país venía desarrollando en los últimos años y la disputa por los recursos energéticos. Palabras ignoradas por Washington y por la “vieja media” de aquí.
Esa declaración, Washington la ignoró. El gobierno instituido en el Brasil, también. Los medios, ídem. No obstante, no hay duda que sin el dinero de afuera y de adentro – de parte del empresariado nacional – escurrido, subrepticiamente, por debajo del paño y de la mesa, para cuentas en los paraísos fiscales, el golpe vía parlamentaria, impulsado por los medios y por el poder judicial, no se hubiese efectivizado. No obstante, las condiciones y circunstancias generadas dentro de la república presidencialista, cuya esencia, en el Brasil como en los demás países de la América Latina, bien como en los Estados Unidos, es la corrupción.
CM – En su opinión, ¿el siglo XXI será (o ya es) el siglo chino?
Es posible. Pero no será unipolar. Los Estados Unidos aún serán por muchas décadas el principal actor. Rusia, como el Ave Fénix, resurgió de los escombros de la Unión Soviética y demostró que continúa siendo una superpotencia y puede detener y contener a la dictadura global, esto es, a la dictadura del capital financiero que los Estados Unidos intentan implantar con el rótulo de exportación de la democracia.
*Periodista
Traducción AmerSur