Una placa de rayos X de los super-ricos ayuda a entender el fenómeno de la concentración de la riqueza
Por Thomaz Wood Jr.
Publicado en Carta Capital 04-07-2016
En enero (2016), un informe de Oxfam, tradicional organización internacional orientada al análisis de las cuestiones sobre la pobreza y la injusticia social, mostró como las políticas económicas generaron situaciones de extrema desigualdad. Según la entidad, “el 1% más rico de la población mundial detenta más riqueza actualmente que todo el resto del mundo junto”.
De acuerdo con Oxfam, en el 2015, sólo 62 individuos detentaban una riqueza idéntica a la de la mitad de la población mundial más pobre, compuesta de 3.600 millones de personas. Peor aún, la parcela del primer grupo aumentó 44% desde 2010, en tanto la de los demás cayó un 41%. Los avances registrados desde la década de 1990, es preciso reconocer, permitieron una reducción significativa del número de individuos debajo de la llamada línea de pobreza extrema. Entretanto, el aumento de la desigualdad reduce las chances de otros millones de poder abandonar esa misma condición.
Recientemente, Richard Florida divulgó en el website de la revista norteamericana The Atlantic un working paper del Peterson Institute for International Economics. El trabajo, firmado por Caroline Freund y Sarah Oliver, está basado en datos de la lista anual de billonarios de la revista Forbes, del período de 1996 a 2015. El producto es una verdadera placa de rayos X del tope de la pirámide económica.
El levantamiento muestra que la riqueza de los billonarios creció de, aproximadamente, 1 trillón de dólares, en 1995, para cerca de 5 trillones en 2015. La crisis de 2008 fue sentida y destruyó riqueza, no obstante, la curva de crecimiento fue rápidamente recuperada. En 2015, aproximadamente el 30% de los billonarios estaban en los Estados Unidos, 28% en Europa, 9% en China, 7% en Rusia y 4% en Brasil.
La tendencia que más llama la atención es la inmensa riqueza acumulada por self-made men, generalmente empresarios que construyeron fortunas partiendo de una cartera casi vacía. En 1996, ellos eran el 45% del total de los billonarios. En 2014, ya eran el 70%. El fenómeno es más acentuado en los EUA y en algunos países emergentes. En Europa, el dinero parece seguir de generación en generación. Conforme observa Richard Florida, eso se refleja en la edad media de los billonarios, de 61 años en Europa y 42 años en los Estados Unidos.
De donde proviene la nueva riqueza? En los EUA, de las nuevas empresas de tecnología y del mercado financiero. Ella está creciendo rápido. Freund y Oliver observan que la lista de Forbes registró, en 2015, un número record de billonarios: 1.826 individuos en el mundo tenían más de 1 billón de dólares. Otros records fueron batidos ese mismo año, por billonarios de edad inferior a 40 años y por mujeres billonarias.
La pesquisa reveló también tendencias. Primero, el número de super-ricos está creciendo más rápido en los países en desarrollo, en comparación a los países desarrollados. China tenía dos billonarios en 2005. En 2015 saltaron para 213. La buena noticia es que ellos y ellas no se concentran más en las áreas relacionadas a los recursos naturales y a los sectores “políticamente relacionados”, como en el pasado. En segundo lugar, la riqueza es cada vez más construida y, por lo tanto, menos heredada. Tercero, fueron constatadas diferencias significativas entre regiones y países. Asia parece ser el territorio de los emprendedores que crean negocios a gran escala. En Oriente Medio y Norte de África, la proporción de riqueza heredada crece y la de empresas creadas disminuye. Los Estados Unidos, con sus super-emprendedores ligados a la tecnología, son relativamente más dinámicos que en Europa, que se caracteriza por la riqueza que pasa de padre para el hijo.
Los autores observan que la lista de Forbes tal vez sea incompleta. La relación excluye a algunos grupos de billonarios, a los más “discretos” o “tímidos”, que prefieren mantener confidencial el tamaño de sus activos, y aquellos más “extrovertidos”, pero que acumularon fortunas por medio de expedientes “heterodoxos”, tales como el tráfico de drogas y el uso del poder político. De esa forma quedan afuera muchos monarcas, dictadores y algunos de sus secuaces. La medida debe tranquilizar a los listados en Forbes, a los que probablemente no les agradaría ver sus nombres en mala compañía. Tal vez sea indiferente para el resto de la pirámide, que ve al tope apenas una quimera, difícil de comprender e imposible de alcanzar.
Traducción Amersur