La economía australiana registra expansión desde hace más de dos décadas. A pesar del éxito impresionante, el país enfrenta una serie de desafíos.
Publicado en Carta Capital /Deutsche Welle
Por Insa Wrede
Australia ha conseguido quedar inmune a las tendencias económicas prevalecientes a lo largo de las últimas dos décadas y media, con la economía del país creciendo sin señal de interrupción.
Incluso en 2008, cuando otras economías estallaron y sufrieron caídas abruptas durante la crisis bancaria y financiera global, Australia siguió contrariando la tendencia. Dos años atrás, superó nuevamente la caída en los precios de las commodities sin sufrir rasguños graves. Ningún país en el mundo pasó tanto tiempo sin una recesión, o sea, sin dos trimestres consecutivos de contracción del Producto Interno Bruto (PIB).
La economía de Holanda, por ejemplo, registró un crecimiento de 103 trimestres consecutivos en el período entre 1982 y 2008. Pero la crisis financiera de aquel año puso fin a ese largo período de expansión económica. Pese a eso, el PIB de Australia continuó creciendo.
“Una generación de australianos creció sin vivenciar una recesión”, dice el ministro de Finanzas da Australia, Scott Morrison. “Esta es una conquista nacional tremenda, aunque no podemos esperar que continúe.”
El sector de servicios, incluyendo servicios financieros, turismo, educación, entre otras áreas, sigue siendo el motor económico del país, representando dos tercios del PIB australiano.
“Australia tiene uno de los sistemas bancarios más estables del mundo”, apunta Heribert Dieter, de la Fundación Ciencia y Política (SWP, en la sigla en alemán), think tank com base en Berlín.
En los últimos tempos, hubo una demanda acelerada por los inmuebles. “Observamos una media del 17% de crecimiento por año – en la ciudad de Sydney y Melbourne”, dice el especialista.
Los australianos también son optimistas en relación a su bienestar económico, y ese optimismo alimenta el consumo, independientemente de la declinación general de la remuneración en los últimos tres años, afirman especialistas.
Conexión con el crecimiento de China
“Australia es uno de los países que más se beneficiaron del crecimiento e industrialización de China en las últimas tres décadas”, afirma el economista de la Universidad da Tasmania, Saul Eslake.
China ha sido considerada hace bastante tiempo el socio comercial más importante de Australia – un tercio de las exportaciones del país tienen al gigante asiático como destino. Las materias-primas están en centro de las exportaciones de Australia, con productos como mineral de hierro y repollo generando grandes lucros.
Pero ese crecimiento exponencial en el ramo de las materias-primas, del cual Australia se benefició por años, está acabado. “El hecho de los australianos tengan un fuerte comprador de sus bienes y servicios es, antes de todo, positivo”, afirma Werner Kemper, director de la Cámara de Comercio e Industria Australia-Alemania (AHK). “En tanto que a China le esté yendo bien, a Australia también le irá bien”
Mientras tanto, esa dependencia económica de China se torna un problema cuando choca con un obstáculo, señaló el especialista. “Es por eso que los australianos comenzaron a buscar nuevos socios y nuevos productos. Al final del 2017, un acuerdo de libre comercio debe ser negociado con la Unión Europea.”
Con el objetivo de reducir esa dependencia de China, el primer-ministro australiano, Malcolm Turnbull, está presionando por inversiones mayores en nuevas tecnologías.
Costo ambiental
Dadas las condiciones geográficas, Australia podría haber estado en la vanguardia de las tecnologías de energía renovable. “Pero se durmieron en este aspecto”, critica Dieter. Muchos otros países dieron un impulso a sus propias economías promoviendo energía renovable y protección ambiental. El gobierno australiano, no obstante, refutó las mudanzas climáticas por un largo tiempo, incluso cuando su tasa de emisión de CO2 per cápita permanece como una de las peores del mundo.
El año pasado, el gobierno australiano ratificó el Acuerdo de Paris sobre el clima y concordó en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el país en un 28% hasta 2030. Pero, mientras tanto, mantiene su industria del carbón.
A pesar de la serie record de crecimiento, Dieter tiene una previsión negativa para el futuro de la economía australiana. “Las perspectivas empeoraran, pero tal vez haya un nuevo ‘boom’ de commodities liderado por la India, que aún es una vaga esperanza”, dice el especialista de SWP.
Si todas las condiciones permanecieran iguales a las presentes, será difícil para Australia mantener su crecimiento ininterrumpido. Pero el director de AHK en Sydney continúa apostando al éxito.
“Soy muy positivo en cuanto a eso”, dice Werner. “Nos ha ido muy bien desde hace 26 años, y porque no debe continuar así por los próximos 26?”